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El secretismo: un camino supuestamente trillado.

Por Ramón Avalos Rodríguez

    Vuelvo a cabalgar el rocinante del secretismo y transitar por un camino supuestamente trillado. Aún vibran  las palabras que  expresó al respecto Raúl durante las conclusiones del pasado Sexto Congreso del Partido.

     Lo cierto es que de eso a lo otro debe pasar un tiempo o, por que no, algunos años más, pues el problema se ha dimensionado actualmente que las trabas del secreto se  resisten al cualquier propuesta ante las cosas que normalmente se presentan en nuestra realidad cotidiana.

  La instrumentación de los Lineamientos Económicos y Sociales requieren de cierta flexibilización, libres de camisas de fuerzas, eso está clarito en su letra, en el discurso se entiende, el problema está  de ahí hacia abajo donde comienzan a ser lastrados por trabas, misterios y secretismos.

  Se ha planteado muchas veces la necesidad de liberar a las fuerzas productivas de los nudos que las atan, soltar esas amarras. Parece que tendrán que esperar  por que  el pensamiento y la práctica aún no están preparados para ese salto.  

   Nuestro presidente General de Ejército Raúl Castro repite lo perentorio de barrer tanto secretismo. Parece ser que esas son palabras para la historia, pues de lo que dice y después indican existe un gran trecho.

  Muchas  importantes decisiones se deben tomar en los actuales momentos cuando se requiere una acertada implementación de los Lineamientos, sin embargo no son pocos los directivos a los diferentes niveles que ocupan espacios para la  solución de pedestres formalismos tras la capa del no se puede.

    A pocos meses de haberse celebrado el histórico Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba, tribuna desde la cual se criticó duramente el síndrome del secretismo, ahora ha tomado fuerza y ha retoñado como el Don Carlos, esa mala hierba difícil de exterminar en los campos cubanos.

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