Una noticia que sacudió al mundo
Por Ramón Avalos Rodríguez
Pocas horas antes de conocerse sobre la muerte de Chávez, la tierra lo había presentido. Varios movimientos telúricos en diferentes puntos de la geografía mundial así lo certifican. Fue el preludio de lo que sería una trágica noticia en la tarde del miércoles cinco de marzo que sacudió al mundo.
No pudo ganar la batalla contra el cáncer, pero Chávez entregó su vida por una patria nueva en Venezuela y la unidad de América Latina y el Caribe bajo el ideal del libertador Simón Bolívar montado en su caballo Palomo.
Su alma se marcha cabalgando en una nube en forma de corcel, pero queda en su patria, viviendo en el corazón de cada venezolano al que le sirvió libertad, independencia y soberanía. Pero estará entre los ecuatorianos, los bolivianos, los brasileños, los cubanos, en todas partes.
Y aún cuando sus enemigos lo tildaban de dictador y autoritario, y festejan con espasmódico sarcasmo haberse quitado una piedra del camino, fue un líder indiscutible que repartió luz a millones de pobres, sembró amistad, amor, dignidad, sentimientos nobles y decoro.
Una desaparición que deja un significativo vacío cuando millones de hombres y mujeres de paz lloran su pérdida.
Desde afuera Washington mantiene su postura de "espera atenta", pide ahora una transición en Venezuela, democrática, abierta, transparente y legal". Baya discurso sin respecto alguno al dolor de un pueblo ante la pérdida de su querido presidente.
Y aunque es curioso que Hugo Chávez haya muerto exactamente sesenta años después que Stalin, en un propio cinco de marzo, los dolores de la tierra se hicieron sentir con una fuerza diferente, se conmovió y retorció en respuesta a la desaparición de un hombre que ya se transforma en mito.
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