Comentario El mercado ¿en verdad perverso?
Por Ramón Avalos Rodríguez
Hablemos nuevamente de mercados, pero con un lenguaje diferente, sin perder de vista el lugar que realmente ocupa y no pensar que es el culpable de todo satanizando su presencia en las actuales condiciones.
El mercado, satanizado por unos y divinizado por otros, es un mecanismo social que se da, en mayor o menor medida, en todas las sociedades. Y en este período de transición de la economía cubana, quieran o no es innegable su funcionamiento
Se trata de reconocer que no es un sujeto ad hot, por el contrario, es un espacio vital aún cuando en el discurso oficial de algunas personas aparezca como un demonio. Tampoco convertirlo en el todopoderoso y supremo valladar de la libertad donde reine el libre albedrío.
Coordinar planificación y mercado constituye la fórmula. Negar el mercado en nuestras actuales condiciones es como afirmar que los cirujanos en el socialismo no deben usar bisturí porque es algo inventado en el capitalismo. Señores cosa que ocurre muy a menudo, no nos engañemos.
La experiencia práctica demuestra, hasta tanto no ocurra lo contrario, que planificación y mercado deben andar de la mano y cuanto pueden contribuir a desatar los nudos que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, a tono con la actualización del modelo económico cubano.
Aún cuando podamos mantener un contrapunteo entre planificación y mercado, es preciso tener una comprensión correcta del vínculo entre ambos sujetos económicos para no distorsionar el carácter objetivo de los mismos
Muy a menudo, se escuchan frases que convierten al mercado en un perverso por el modo en que la oferta y la demanda se comportan, creando malestar en las personas que no pueden encontrar la verdadera respuesta escondida en la ineficiencia productiva.
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