Iniciar con deudas una zafra azucarera es un mal presagio.
Por Ramón Avalos Rodríguez
Si desde el principio todo se hace bien, acorde a la preparación de las condiciones técnico - productivas, las plantas moledoras no deben afrontar dificultades para operar.
En Villa Clara los ejercicios integrales realizados a la industria, unidad productora, equipos de la cosecha y el transporte han recibido la máxima calificación, sin embargo al entrar de lleno en la contienda las cosas no ocurren según lo previsto y comienzan a aflorar inconsistencias que afectan la estabilidad de la zafra desde su primer día.
Comienzan a brotar los incumplimientos por el bajo aprovechamiento de la capacidad potencial planificada, indisciplinas en las arrancadas puntuales de los pelotones del corte mecanizado, roturas imprevistas en la industria, centros de acopio y equipos de la cosecha, así como afectación en el rendimiento industrial por moler caña atrasada sobre carros, entre otras muchas indisciplinas que lastran la buena marcha de la campaña
Como suelen decir en términos beisboleros, si desde el primer inning se cometen pifias, crecen las deudas y el marasmo de la ineficiencia, situación de la cual no resulta fácil sacudirse en la medida que avanza el tiempo.
Ante la apremiante necesidad de la economía del país los agroazucareros villaclareños se han visto, quizás, atrapados por algún exceso de optimismo por contar con materia prima y voluntad, además de enfrentan una zafra en mejores condiciones que la anterior pero con sus limitaciones cotidianas.
Insistimos, la contienda está en el primer inning, todavía falta mucha caña que cortar y moler, pero desde ahora a las deudas, la ineficiencia y al tiempo no se les puede dar ni un tantito, para que la zafra en Villa Clara cumpla con su principal meta productiva.
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