Participación de los trabajadores en la elaboración del plan y presupuesto: expresión de la voz obrera en la gestión económica
Por Ramón Avalos Rodríguez
Como cada año por esta misma etapa, los trabajadores villaclareños están inmersos en el proceso de discusión del plan y presupuesto del 2012, momento donde pueden realizar las propuestas que consideren con el propósito de aportar experiencias, sugerencias e iniciativas que enriquezcan las proyecciones económicas, administrativas y sindicales.
La aspiración es llegar a una visión que se acerque lo más posible a la realidad de cada lugar acorde con los recursos monetarios, financieros y materiales disponibles para el período.
Este importante proceso ocurre en momentos en los que los lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba establecen bases encaminadas al ahorro y la elevación de la eficiencia mediante ajustes que supriman gastos innecesarios y brinden prioridades adecuadas a los objetivos estratégicos de desarrollo económico y social.
Será un espacio donde los colectivos laborales hablarán de economía, pero al sindicato le corresponde organizar su participación y que cada trabajador sienta la motivación de su presencia para contribuir con sus aportes al buen funcionamiento de su unidad productora o de servicios.
La sumatoria de opiniones francas, sinceras y abiertas permitirá, sin dudas, que los trabajadores expresen con entera libertad sus ideas, asuman compromisos concretos y enriquezcan la propuesta para la toma de decisiones relacionadas a los programas productivos y del presupuesto de gastos destinado a cada etapa.
Claro, todo eso quedaría en el aire si la asamblea de afiliados carece de la adecuada preparación que debe imprimirle el sindicato para que no se convierta en un acto puramente formal, lo cual ha ocurrido, no pocas veces.
La elaboración del plan de la economía y del presupuesto en los colectivos laborales para el año 2012 debe estar caracterizada por una planificación objetiva y acorde con los recursos, financieros e insumos que dispongan la unidad, la provincia y el país.
Hay reglas de oro inviolables en este proceso: el papel del sindicato debe prestarle la máxima atención y lograr la insustituible intervención de la administración, además de potenciar la imprescindible participación de los trabajadores como expresión de la voz obrera en la gestión económica
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