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Tiempo perdido: un ladrón de la eficiencia de la zafra azucarera

 Por Ramón Avalos Rodríguez

 Los indicadores económicos de un central  tienen  una alta dependencia del aprovechamiento de su capacidad instalada, al  procesar una materia prima como  la caña  que se deteriora  fácilmente en el tiempo después del corte, situación esta que conlleva a la formación de no azúcares que limitan la recuperación de la sacarosa por la fábrica.

 Al  aumentar el tiempo perdido industrial (TPI) se producen  transformaciones  físico químicas en el proceso fabril que al final tienen su impacto negativo en la eficiencia y la economía  de todos los trabajadores. Si porque a medida que se incrementa el tiempo perdido industrial el costo de producción de la tonelada de  azúcar crece.

 En este sentido es importante la estabilidad de la molida, puesto que cuando un ingenio permanece  parado sin moler, dígase por roturas, interrupciones operativas o desabastecimiento de materia prima,  el costo económico es alto. Según estimados, una hora de parada de un central significa perder  como promedio 10 mil pesos, además de la desorganización que provoca en el resto del proceso desde la agricultura.

 Un mal desempeño  en las operaciones trae consecuencias funestas para la eficiencia de todo el proceso agrofabril. Para que no ocurra tal fenómeno es necesario iniciar   bien la contienda y en esta dirección están  las alertas realizadas por  los técnicos de la ATAC y la dirección de la empresa provincial, quienes insisten en  inyectar necesitadas dosis de rigor, exigencia y control, tanto en el proceso agrícola como  fabril.

 El tiempo perdido industrial constituye uno de los poderosos  ladrones de la eficiencia en cada central y derrotarlo es cuestión de todos los que intervienen  en la zafra, de lo contrario, muchas serán las toneladas de azúcar que se disiparán y que al final  de la contienda serán necesarias  para el cumplimiento del compromiso productivo de  los agroazucareros de Villa Clara

 Y no todos los centrales que muelen en la provincia gozan  de una buena salud en este indicador. Por ejemplo en la  primera semana de diciembre los ingenios Carlos Baliño de Santo Domingo, Heriberto Duquesne de Remedios y  Quintín  Banderas de Corralillo, aún cuando molían bien, perdían más del 15 por ciento del tiempo.  Ese es uno de los motivos por los que se cae el rendimiento industrial, no se aprovecha  el rendimiento potencial  de la caña (RPC) y por consiguiente, tendrá  una afectación en el bolsillo de los trabajadores.

 Por eso, no perder tiempo para  moler  con el menor tiempo perdido en la industria, es la batalla ante ese poderoso enemigo de la eficiencia.

 

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