La necesidad de un cambio en el modelo agrícola y los lineamientos.
Por Ramón Avalos Rodríguez
Han pasado casi tres meses de efectuado el Sexto Congreso del Partido y muchas expectativas continúan en el plano de la letra de los Lineamientos allí aprobados. Comparo lo que ocurre en la práctica un poco con el proceso de elaboración del pan, pues aún cuando el horno está encendido no se ha terminado de amasar la realidad.
No existen dudas de que la actualización del modelo económico arrastra una revolución de ideas, pensamiento y modos de funcionar de la economía y la sociedad, y eso incluye un cambio en el modelo agrícola, contenido en el capítulo referente a la política agroindustrial. Ahí está y las personas siguen expectantes.
La necesidad de un cambio en el modelo de desarrollo en las relaciones agrícolas que rompa con la lógica actual de la acumulación y explotación de las potencialidades del sector es el propósito, pero ese cambio implica destrozar estereotipos que lo han caracterizado por más de 50 años.
Alcanzar la soberanía alimentaria, máximo propósito, significa construir un paradigma diferente en el modelo de producir, para lo cual hoy no existen condiciones. Pero para avanzar hacia ese fin no será fácil, el camino está bastante complicado.
Hoy, usted podrá apreciarlo, mercados donde ese compromiso productivo no acaba de despegar, con excepción de los precios que galopan en corceles veloces como única alternativa que hace sonreír a esos espacios comerciales y no al bolsillo de los consumidores.
Alejar el viejo modelo agroindustrial y establecer uno nuevo con una lógica distinta, ahí es donde está el problema. Pues lo que ocurre actualmente, al parecer de este reportero, es una reproducción a la antigua, aún cuando hay atisbos de ligazón de la actividad agropecuaria a la tierra con la Resolución 259. Pero eso no es todo.
Se aprecian tibiezas y ciertos inmovilismos que se mantienen como balones de oxígeno al modelo que hasta la fecha no reporta beneficios, lo cual no significa buscar culpables para castigar, sino para instaurar de verdad una agricultura que responda a las exigencias de la sociedad.
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